El pasado domingo 1 de julio, decenas de millones de
mexicanas y mexicanos se aproximaron a sus centros de votación para elegir como
presidente, con un 53% de las preferencias, a Andrés Manuel López Obrador
(AMLO), político de izquierda líder de la coalición Juntos Haremos Historia y
fundador del Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
Después de conquistar la mayoría en 31 de los 32 estados del
país, AMLO se dirigió a las masas declarando su más profundo respeto por las
libertades civiles y políticas, una lucha sin cuartel contra la corrupción
“caiga quien caiga”, un programa basado en “la razón y el respeto” y nunca la
fuerza, el reimpulso a la agricultura nativa, todo esto en uno de los países
más desiguales del continente, donde el crimen organizado asesinó a 29.000
personas en el transcurso del año 2017.
Futuro auspicioso para las y los pobres de la tierra de Villa
y Zapata, oxigenación para las izquierdas y progresismos de América en tanto
AMLO ha prometido reconducir la diplomacia azteca a su lugar de origen, a donde
nunca debió haber salido, la del respeto a la soberanía de todos los pueblos de
la Tierra.
MG
(Publicado en revista Maya No. 5, julio de 2018)
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