Por: Víctor Vacaflores Pereira
Los
14 de junio serán recordados _por mucho tiempo_ como la fecha del nacimiento de
uno de los hijos más extraordinarios de la Patria Grande, el CHE.
Si
bien este Comandante Revolucionario insistió, que, son las masas, son los
pueblos los artífices de las revoluciones y de los grandes cambios para bien,
no deja de ser verdad, que existen individualidades, revolucionarios, seres
humanos ejemplo, hombres o mujeres concretos que pesan y definen de manera
decisiva nuestra historia y nuestras conquistas. Ese es el caso del Comandante
Guevara.
A
91 años de su natalicio, Amerindia y la humanidad toda, se congratula de la
presencia ejemplar de uno de los hombres de acción y pensamiento más
extraordinarios, constructor, combatiente, rebelde, revolucionario íntegro que
nos enorgullece como ser humano, pero también nos avergüenza por lo que aún
somos y hemos dejado de hacer.
El
CHE no solo es la viva imagen del hombre de acción; de la consecuencia de los
principios en la acción; de la entrega de la vida por los postulados que uno
sostiene en la lucha política por la transformación de la sociedad para beneficio
de los más necesitados. El CHE además, siempre fue un revolucionario de ideas,
de propuestas, de iniciativas, de alternativas, DE PENSAMIENTO. Mala caricatura
la de algunos interesados que intentaron sin éxito, desdibujar al CHE sólo como
un guerrero.
Su
pensamiento marxista-leninista, rico en propuestas sobre la construcción del
ser humano en el socialismo, sobre la administración de las empresas y la
economía, sobre los sistemas contables en las empresas socialistas, sobre las
vías para alcanzar el comunismo, sobre las relaciones económicas
internacionales, sobre el pensamiento marxista del presente y sobre varios
tópicos, simplemente dicen de la estatura de un quijote que el destino hizo que
cayera en tierras bolivianas.
Debe
quedar claro que el CHE con todos esos atributos, era tal, simplemente por que
era un marxista-leninista. Su humanismo era marxista. Sus teorías son
marxistas-leninistas. El CHE era un comunista. Así debemos entenderlo, así es
que vive y muere y está presente en la historia de las luces de una humanidad
que aún tiene la tarea de enterrar al capitalismo si queremos salvar este
mundo.
Durante
los 13 años del Proceso de Cambio, su pensamiento, su ejemplo y su columna de
sobrevivientes y seguidores de su pequeño ejercito (ELN) estuvieron de
distintas formas apuntalando la acción de las masas campesinas indígenas
originarias que, a decir del CHE, la historia tuvo que contar con las masas de
explotados, oprimidos y vilipendiados que comienzan a escribir ellos mismos su historia;
pueblo sufrido que ha despertado del largo sueño embrutecedor al que estaban
sometidos. Estaba hablando de guerra del agua, de la guerra del gas, de la
irrupción de indígenas campesinos originarios en el proceso de cambio en
Bolivia, que escribe efectivamente una nueva historia que ha hecho andar un
proceso de liberación nacional.
EL CHE Y LA TRANSICIÓN.
Con
seguridad, una de las enseñanzas del Comandante, constituye la visión de la
transición del Estado capitalista dependiente por las vías revolucionarias, de
gobiernos populares por vías socialistas. Transición que conlleva al proceso de
desmantelamiento gradual, pero real, de las estructuras, poder, intereses,
ideología, cultura, hábitos de los sectores dominantes (burgueses oligárquicos)
en la economía, en la política y en la subjetividad de la población.
Día
a día, semana a semana, mes a mes, la estructura del sistema de explotación y
de beneficios de los titulares de la propiedad privada debe ir cambiando,
ampliando otras formas de propiedad y de protagonismo material de esas formas
sociales de propiedad en el quehacer de la economía y el control del excedente.
Transición ha de ser, el manejo efectivo de las empresas estatales, sea en la
administración radicalmente transparente, lucha contra la burocracia, la
calidad de su producción, la disciplina, el trabajo voluntario, los estímulos
morales y la consigna de que esas empresas tienen que ser el ejemplo de
producción. En este estilo, deben entrar todas las empresas administradas por
el Estado (minería, hidrocarburos, servicios, etc), se dice TODAS. No debería haber justificativo alguno que no
muestre, que el proyecto por el que se lucha, es cualitativamente
superior.
La
participación social, popular en todas sus formas y lugar, hace a un principio
de coherencia elemental, pues se proclama que se es gobierno del pueblo,
entonces el pueblo debe estar, participar y decidir en todos los niveles de
gobierno. Como el CHE practicaba y sostenía, que el pueblo, los trabajadores
pueden y deben ser parte por ejemplo de todas las formas de planificación, en
tanto ellas definen los problemas, las necesidades y las soluciones del país y,
quién mejor que ellas para ser parte de su futuro. Así, la participación, la
movilización del pueblo es algo esencial, vital, no de coyuntura, sino de
carácter estratégico.
La
transformación de la subjetividad es otra de las grandes líneas guevaristas. La
revolución no es solo mejores condiciones de vida de la masa empobrecida. Es
desajenación de toda la carga cultural, ideológica, social, ética que heredamos
del capitalismo. Es la construcción de nuevas personas, hombre y mujeres
nuevos, nuevos valores de solidaridad, de participación colectiva, de
hermandad, donde los individuos presos de la sociedad de consumo puedan
liberarse y expandir las más nobles acciones.
Y
en verdad, en solo estos dos elementos señalados, no hay impedimento alguno
para no implementarlo. La transición por supuesto conlleva varios escenarios
que en el espíritu del CHE debemos encontrarlos, ser creativos, desarrollar la
imaginación.
No
habrá entones, mejor homenaje al Comandante de América que seguir su ejemplo.
14 de junio del 2019