Sin lugar a dudas, el segundo
semestre estará marcado por las presidenciales de octubre, y para hablar de
este y otros temas dialogamos con Boris Ríos, miembro de la Dirección del
Movimiento Guevarista en Cochabamba.
-¿Cuál es la posición del MG respecto a las presidenciales? ¿Apoyan
oficialmente a un candidato? ¿Harán campaña electoral?
En los espacios de debate nacional del
MG, constructor del Proceso de Cambio y colaborador de sus pilares ideológicos
como son el socialismo comunitario, el marxismo-leninismo-guevarismo, la cosmovisión
Andino-Amazónica y la Teología de la Liberación, hemos identificado el periodo actual
como de “transición”, que brinda posibilidades para direccionarnos a una revolución
socialista.
En las condiciones actuales –de progreso
en la lucha contra el racismo, por la inclusión, por el control de los recursos
naturales con la nacionalización, entre otros–, identificamos que el enemigo local
se ha reinventando una y otra vez, pero continúa promoviendo un conservadurismo
racista y patriarcal, matrices en las cuales fundó su poder y dominio histórico
por encima de las mayorías indígenas originarias campesinas y el pueblo
boliviano en general.
Sin embargo, aquella casta no ha
cesado su combate al Proceso de Cambio y, según la coyuntura, ha planeado
guerras civiles, conformado grupos paramilitares y se la ha jugado por la
desestabilización del Estado para imponer un federalismo o directamente una
escisión del territorio del país.
Lo descrito es parte del lastre que ha
impedido en algunos momentos el avance revolucionario y que nos obligan a
centrarnos ahora en fortalecer el Proceso de Cambio a la cabeza de Evo Morales,
en tanto expresión de las organizaciones y movimientos sociales. En efecto, la
disputa del Proceso de Cambio contra las tendencias conservadoras y de
restauración neoliberal pasa por la continuidad del Presidente.
-¿Qué se entiende por “profundización” del Proceso de Cambio? ¿Hacia dónde
habría que profundizar y cómo?
Para nosotros, hombres y mujeres
guevaristas que venimos de varias experiencias de lucha política en distintos
periodos, profundizar el Proceso de Cambio se traduce en: 1) Superar la primera
ola de conquistas de igualdad y justicia social, materializadas a partir del
2006; 2) Hay que orientar la lucha contra el capitalismo en dirección a la
construcción del socialismo.
-¿Cuáles son las tareas específicas para realizar ese segundo punto?
Son varias, por ejemplo: 1) Socializar
los medios de producción a través del control estatal y pleno de la producción
y la economía –con la participación real de las y los trabajadores del campo y
de la ciudad en dichos procesos–; 2) Radicalizar la democracia –con la creación
de espacios deliberativos y de autodeterminación, o sea, “poder popular”
genuino–; 3) Reordenamiento social asociado a principios de colectividad.
En conclusión, las tareas de una
etapa de “transición” tienen que ver con vencer las resistencias que impone el capital –los patrones industriales y
agrarios–, y fundamentalmente con hacer de estas victorias escuelas para la
transformación social socialista.
-¿Cuál es el balance que hacen de la última gestión de Evo Morales? ¿En
qué puntos se está de acuerdo?
La actual gestión del Gobierno ha estado
caracterizada por la continuación de la anterior, rumbo al cumplimiento de los
objetivos estratégicos planteados por la “Agenda 2025”, que planea avances en
varios aspectos.
Puntualmente, evaluamos como una gran
mejora la creación del Sistema Único de Salud (SUS), deuda que se tenía con el
pueblo y que tardó en ser implementada a causa de la férrea oposición del gremio
médico, reticente a perder sus privilegios sectoriales y de clase. Claro, el
SUS tiene grandes retos que vencer en su aplicación plena, sobre todo en lo
relacionado con cambiar la lógica mercantil de la salud –que ve a los enfermos
como “clientes”– por otra integral y social, promotora de una alimentación sana,
preventiva y con servicios de calidad y calidez.
-¿En qué puntos guardan distancia?
Vemos con preocupación el
fortalecimiento de una burguesía agroindustrial en el Oriente, por dos razones:
1) Porque son una burguesía en todo el marco del concepto, es decir, con
proyecto propio como clase; 2) Porque estimulan el ingreso de transgénicos en Bolivia,
en la posibilidad producción a gran escala, requisito para la rentabilidad de
este tipo de producción dependiente del gran monopolio de Bayer (y Monsanto).
Estamos seguros que el camino que quiere recorrer este sector agroindustrial va
contra el interés de las mayorías.
De igual manera, y paradójicamente más
lejanos al Gobierno, se hallan los productores agropecuarios originarios y
campesinos que si bien en una mayor proporción que en el periodo neoliberal se
han favorecido, por ejemplo, con sistemas de riego, han quedado relegados de la
planificación y de la en nada aplicada economía comunitaria, que se presentaba como
una alternativa para derruir a la economía capitalista.